Supongo que yo jamás comprendí como podía haberme hecho tan dependiente de algo… mi historia no es más que una de las miles de millones que existen en este mundo en destrucción al que hacemos llamar hogar. Lloro lágrimas de cocodrilo porque me siento sola… Un día, intente saltar, pero vi su cara reflejada en el suelo y me dieron las ganas de besarlo…
Te quiero, te añoro, te deseo, te…..NECESITO. Son las palabras que más pasan por mi mente. Sé que yo no estoy sola, pero me repito una y otra vez que pronto lo estaré…No entiendo como puede pasar que, amando a una persona, un día seas capaz de romper cadenas por estar con él/ella y al siguiente desees que “le caiga un rayo que le/la destruya”…Y no entiendo porque digo tantas tonterías, el y yo sabemos que eso que digo es porque no entiendo mis sentimientos…
Sentada en el suelo dibuje una estrella, mirando hacia el espejo que se encontraba a mis espalda. Gire aun sabiendo que lo que vería no sería de mi agrado. NO ERA YO. Yo me reconocía en el espejo como una persona fuerte, incapaz de otorgar ni amor ni respeto a nadie, debido a que entendía la complejidad del mundo. Existen demasiadas cosas en este lugar como para que todos seamos felices, a veces les toca a unos, y siempre hay unos que jamás la consiguen… me mire al espejo, buscando el reflejo de lo que se suponía que era mi cara, y al levantarme solo acerté a ver con la mirada, como la droga más potente había destruido cada sentimiento, como ya no sentía nada. Me seque las lágrimas, y harta de ver la misma imagen desde hace meses rompí el cristal largándome un puñetazo que lo hizo trizas. Mi mano sangraba, y ese líquido viscoso había hecho que cada vez recordara más rápido mi pasado. Me agarre de la cabeza y comencé a arrancarme el pelo; Cogí una tijera y me corte parte de él, dejando dos largas trenzas que le llegaban hasta el ombligo. Cogí el tinte que guardaba en el cajón y me tinte del color de la realidad: negro. Salí a la calle con un pantalón que cubría todos mis contornos y al cual, le sobraba de 20 a 30 metros de tela….Con la capucha y sin estar atenta a mi alrededor me dirigí a el muro de la calle 14, aquella tan transitada. Saque un par de Sprays y me propuse a poner:
“Me prohibiste las Drogas Pero te olvidaste de Una…”
El frío matinal hizo que me despertara sentada en el arcén. Me propuse a buscar aquello que llevaba tiempo y tiempo buscando: un antídoto. Eché a correr como gato endemoniado, olvidando lo que llevaba encima…Como el que pretende olvidar un pasado huyendo de él, pues igual. Salte el muro del paseo marítimo y salte tan alto como pude… Caí en la arena dando un par de vueltas y me eché a reír…Reír de emoción de alegría de…tranquilidad. Me despoje de todas mis prendas de vestir, no me importaba que la gente comentase, ese era mi cuerpo, y aunque no perfecto, no podía cambiarlo. Me lancé al agua y coqueteé con las pequeñas olas, dejándolas que rozasen cada parte oculta de mi cuerpo. Intente agarrar el sol, y por un momento lo conseguí, hasta que la dependencia de su droga me batió.
Quería ahogarme…Quería, ¿Acaso lo sabía?….¿Acaso eso importaba?…
A mi espaldas, apareció él...Me agarró por la espalda. Mi cuerpo estaba frío, tan frío…Y yo lloraba no quería verle ahí..:”¡¡¡Muérete!!!” Sí, Si…Lo grite.

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