Mi último respiro

 Intento concentrarme, trabajar y hacer mis deberes. No puedo, mi cabezota está en que no puedo respirar bien. 

Me estoy imaginando llegando a Talca después de un año de no haber ido allá, la Pepa recibiéndome a saltos y la Amandita corriendo hacia mi con su característico "Tiffi". 

Cierro los ojos y siento como se llenan de lágrimas que no quieren seguir cayendo de mis ojos hacia mis mejillas. 

Juego con el anillo que me diste, sigo deseando que nuestra historia no termine aquí, que logremos vencer todo y finalmente encontremos el camino de vuelta a nosotros. 

A pesar de que todos me dicen que estoy mejor sin ti, que estás loco y que terminaré muerta, que eres una persona mala porque las personas buenas no buscan el mal ni le hacen mal a los demás, yo veo el bien en ti. 

Cuando te veo, miro a un niño herido pidiendo ayuda, observo a una persona insegura con muchas trabas en su cabecita que no lo dejan avanzar, creo profundamente en que eres una persona maravillosa que está a punto de florecer, pero que le falta un poquito más de tiempo y ayuda de un profesional para trabajarse a si mismo. 

No puedo creer que una persona que cuida a su familia como oro y que tuvo gestos que nadie más ha tenido conmigo, tenga un corazón podrido. Realmente no lo creo. 

Por más que sepa que te joteaste a otra, que me mentiste en reiteradas ocasiones y que explotaste de ira más de una vez diciendo cosas hirientes.

Llámenme ingenua o tonta, masoquista, me da igual. Díganme que no puedo seguir justificando a una persona que ha logrado juntar mis pedacitos para luego desarmarme como si fuerea un lego. Sigan pensando en que me dejo manipular y que juegan conmigo como quieren.

Yo lo conozco, o creo que lo hago. Y ha sido una de las pocas personas que han podido entender mis demonios y hacerme sentir comprendida en muchas ocasiones. 

Si fuese hoy mi último respiro, no me arrepiento de haberlo conocido. 

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