26 de Octubre
Una vez más despierto y me da un ataque de angustia, estoy sola en el departamento y nadie me viene a socorrer. Solo estoy yo y mis putos pensamientos. Solo estoy yo y mi endemoniado cerebro.
Entro a la ducha para ver si me calmo un poco, el agua hirviendo corre por mi cuerpo dejando rastros rojos en mi piel. Sigo llorando pero las lágrimas se mezclan con el agua que cae.
No dejo de pensar en que quiero dejar de sentirme así. No dejo de pensar en lo desechable que me siento. ¿Tan mala soy? Me pregunto a mis adentros... ¿Tan mal partido?
Hago una lista mental de las cosas que me gustan de mi, o que siento que soy así. Soy una persona empática, con un corazón gigante, dispuesta a escuchar a la gente, dispuesta a ayudar cuando me necesitan. Soy inteligente, organizada, esforzada, apañadora.
¿Tan malo es mi lado malo? ¿Tan pero tan desagradable es? Obvio que tengo mi orgullo, mi ego, mis inseguridades, todos las tenemos. Intento que no afecten en mis relaciones pero hay veces en que es imposible. Estoy trabajando para entenderlas y saber como sobrellevarlas.
Me hace falta un abrazo de esos que te hacen sentir segura, de esos que con solo el tacto sientes que las cosas van a estar bien, que van a mejorar.
Mi cabeza está que explota, me duele muchísimo y mis ojos también. Tengo ganas de estar acostada y no levantarme. Por lo menos el calor de las sábanas hace que me sienta menos sola.
Tengo ganas de desaparecer. El futuro me aterra y me pone nerviosa, ansiosa. No sé que vendrá, pero se que lo que tengo hoy no me es suficiente. No me siento plena ni feliz.
Lo fui, si. Fui demasiado feliz. Tanto que el futuro no me asustaba. ¿Volveré a sentirme así? ¿Volveré a sonreír como te sonreía a ti?