Buscando paz mental

 Se me haría mucho más fácil odiarte, no querer hablarte y no querer saber nunca más de ti. Pero nunca lo he podido hacer, soy pésima en dejarte ir. 

Tengo muchas ganas de saber cómo te ha ido en tu día, qué hiciste, que me mandes las fotitos que me mandabas antes y que me hacían sonreír durante el día. Despertar con un "buenos días pollo". Tengo muchas ganas de hablarte por la chucha... demasiadas y me tengo que controlar. Este es el único puto medio que tengo para bajar la ansiedad, descargarme y pensar en que estas palabras algún día llegarán a ti o quizás no, quién sabe... Conocimiento de este blog tienes. 

Quizás ya no quieres saber nada de mi, quizás ya cambiaste de parecer desde la última vez que hablamos, quizás ya me odies otra vez. Quizás esos tantos "te odio", "púdrete", que me dijiste en su minuto los sientes en lo más profundo de tu ser. Tantos quizás, tantas preguntas rondan por mi mente... Tanta inseguridad, tanta incógnita. ¿Lo estarás pasando igual de mal que yo? ¿Estarás más tranquilo? ¿Estarás haciendo planes para este fin de semana largo? 

Quizás te vayas a Talca a ver a tu familia, quizás te vayas a la playa con alguien más porque yo te rechacé la salida. Quizás te quedes aquí en Santiago carreteando... Nunca lo sabré. 

He pensado en seguirte en instagram con el único perfil que tengo propio (el de mi pyme) para saber de ti a distancia... pero no lo hago porque no sé si te molestará, si no quieres que sepa de ti, si interrumpiré tu proceso, si pensarás que lo hago para espiarte. La verdad lo haría para ver tus fotos una y otra y otra vez tal como lo hago con la galería de whatsapp, así sentirme más tranquila, sentirte más cerquita, saber que sigues vivo y que estás feliz. 

Me da rabia, creo que estoy peor que la última vez que decidimos separarnos. Dos meses sin verte y ahora que te volví a ver, me desespera no tenerte en mi vida y puede que no lo entiendas, o quizás si, pero aún no ha pasado suficiente agua por debajo del puente para poder mirarte sin pensar en todo lo feo que me has dicho, las reacciones pencas que has tenido hacia mi y sobre todo la conversación con esa tipa, en la cuál le decías exactamente lo mismo que me decías a mi cuando comenzábamos a salir. 

Y aún así, a pesar de eso, te sigo amando con cada célula de mi cuerpo. Sigo aquí pensando en ti, queriendo que tengas un cambio real y duradero. Que logres aprender a controlar los celos, los impulsos y que logres poder mantener una relación sana. Yo sé que si se quiere, se puede. Además, que eso lo tuvimos los primeros meses de relación y los meses que estuvimos saliendo. 

¿Lo podrás hacer? ¿Me seguirás amando cuando lo logres? Son preguntas que solo el tiempo podrá responder. 

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