06 de Nov
Van días sin escribirte, pero no sin pensarte. Van días sin saber de ti, pero no sin tocarme recordándote y llegando al climax con el recuerdo de tu voz, tu tacto.
Cómo estás?? Cómo te ha ido? Ya eres un extraño o sigues ahí? Ayer me volvieron a llamar del centro de odontología, pero esta vez les di tu número una vez más y les dije que yo ya no tenía contacto contigo.
Este proceso es horrible, es frustrante, pero necesario. El sur me ha hecho bien, todos me ven mejor, sé que ha sido así... pero estoy escapando. Escapando de todo y de todos. Viviendo una fantasía que pronto se terminará, una vida que no es la mía porque la mía está en Santiago y mi corazón también.
Quién hubiese pensado por ejemplo que terminaría con una tercera vacuna, durmiendo en una cama con dos gatos y rogándole a la vida que esta tranquilidad durara para siempre.
Tengo miedo de volver y retroceder. Tengo miedo de volver a ser la tóxica que no soy, la mujer triste que anda dando pena a donde vaya.
Aquí no he sido esa, si no que todo lo contrario. He llorado de la risa, me han dolido los abdominales de tanto reír. He caminado por calles que no he estado nunca escuchando tus canciones, he estado comiendo cevichito y cocinando cosas que nunca pensé que iba a saber cocinar.
Y aunque no lo creas, parte de la motivación sigues siendo tú. Así que gracias. Porque sin ti no me hubiese dado cuenta de lo mal que estaba.