Ellos...


Es necesario a veces tener una persona como pilar, una persona en quien confiar y que te anime y que esté ahí pase lo que pase.

Estaba claro que ellos se amaban, estaban locos el uno por el otro y sin importarles nada decidieron comenzar una historia juntos. Ya estaba escrito que ellos llegarían a tanto, se notaba en sus miradas el fuego que ardía cada vez que se veían, se destacaba la manera en que brillaban sus ojos, la forma en la que se acariciaban... tanta delicadeza, tanto cuidado... parecía como si ambos fueran de porcelana y se pudieran llegar a romper. Cada vez que se abrazaban, se podía escuchar como su respiración se volvía una, como su latir se unía para lograr una sinfonía que sólo ellos podían escuchar. Se necesitaban el uno al otro, eran como una droga que se complementaba para terminar siendo una aún más fuerte.

Cuando se tenían lejos era evidente que se necesitaban... se veía un desconsuelo en ambos y sus miradas buscaban el rumbo para verse denuevo. El miedo de perder todo lo que tenían los hacía hasta más fuerte. El dolor de tan solo pensar que se podía acabar los consumía de a poco y solo buscaban el poder demostrarse todo lo que se amaban como si fuese la última vez que se veían.

Se prometían el cielo y la tierra... todo el tiempo del mundo hasta cansarse de todo.. pero se daban cuenta que por más tiempo que pasase más se deseaban, más se necesitaban. Ella iba a estar para él cuando él quisiera tenerla... Él prometía cuidarla y respetarla todo el tiempo que estuvieran juntos. Eran una pareja dispareja, eran chocolate blanco y negro, eran como el frió y el calor... distintos, pero se complementaban. Y pasara lo que pasara su felicidad y su capacidad de amar crecía día a día sin querer terminar.

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