Carta a mi misma

Querida:

Tu vida no ha sido fácil, lo sé. Créeme cuando te digo que me siento un 110% identificada con cada vivencia que has tenido, con cada situación a la que te has enfrentado, con cada sentimiento que has distinguido; lo sé porque las he vivido en carne propia.

Si me refiero a tu familia, bueno, ¿ha sido difícil, no? Todas las peleas con tus hermanos y tus padres, los malos entendidos, las mentiras de parte de ellos y de parte tuya. Los gritos y las faltas de respeto completamente innecesarias pero que han ocurrido de todas formas. Las veces que quisiste pedir perdón pero que el orgullo no te dejó y las veces que no recibiste de buena manera las disculpas que te llegaron en su minuto. El sentir que nunca fuiste suficiente, que no lo eres (si vamos al caso). Que por más que intentabas ser la mejor en todo lo que te proponías la mayoría de las veces llegaba una crítica o un "pero" o una comparación con tu hermana. Claro, no puedes ser ella, acéptalo; nunca serás deportista como ella ni tan inteligente ni tan racional. Las emociones siempre han ganado en esa batalla entre tu cabeza y el corazón, tu paciencia ha sido poca y las ganas de demostrar que vales la pena han destruido casi todas tus energías para hacer cosas nuevas. Pero no todo eso es malo; si bien tuviste una infancia difícil con todas las exigencias que te ponían en frente, una adolescencia oscura y rebelde en la cual no te entendías ni contigo misma porque estabas absolutamente perdida llevándole la contra a todos para demostrar que eras capaz de hacer las cosas de todos modos. O bien esa edad en la que no eres ni adolescente ni adulta en la que intentaste mantener un camino recto hacia la victoria con una mochila pesadísima en tu espalda llena de críticas y malos tratos. Saliste adelante, tan solo mírate, fíjate lo que has logrado: sacaste una carrera, comenzaste a trabajar antes de recibir el título, te han recomendado en distintas partes, tienes opciones para hacer lo que quieras, después de todo tu hermana se convirtió en una de tus mejores amigas (la que mantiene tus pies en la tierra si vamos al caso), has mejorado las relaciones con tus padres aunque no compartas ni más de la mitad de sus creencias, has derribado barreras que en un momento nunca creíste que se iban a derribar, te comenzaste a querer a ti misma. Eso y más, y lo has hecho absolutamente sola. ¿Ves que vales la pena? ¿Te das cuenta lo valiosa que eres?

En el amor no te ha ido nada bien, has amado y te han defraudado, has entregado todo lo que podías y no lo han valorado. Te han puesto los cuernos y visto cara de tonta más veces de las que quieres recordar. Te han pasado a llevar e influenciado en tus inseguridades. Pero mírate ahora; has salido de ese pozo. Te has mantenido fiel a tus principios a pesar de todo, has peleado hasta el final en todo momento y nunca has sido desleal ni mentirosa cuando se ha tratado de parejas. Yo sé muy bien que en este momento llevas una coraza, una pared muy gruesa y alta para no dejar entrar a nadie por miedo a pasar por lo mismo, ese pánico que te da volver a entrar en ese hoyo del que tanto te costó salir. Decir lo que sientes te cuesta un mundo porque no sabes cómo lo van a tomar. Pero entiendes muy bien que por más que intentes ser una persona racional y dejar tus sentimientos de lado, tus emociones siempre ganarán la batalla, también sabes que por mucho que ignores todo lo que te pasa, no podrás aguantar demasiado tiempo porque las personas se vuelven importantes en tu vida rápidamente. Pero ojo: anda con cuidado, no confíes tan rápido y sigue tu instinto cuando sientas que las cosas no van bien. Ya has sufrido demasiado como para dejar que te pasen a llevar otra vez. Sabes lo que vales, sabes lo que eres y no puedes conformarte con menos. Recuerda que a la primera mentira o historia extraña, debes irte; no hay segundas oportunidades. Es ahora o nunca. Cuida tu corazón, si no lo haces tú, nadie lo hará. Anda paso a paso, despacio.  Fíjate en sus actitudes, sus juntas, detalla sus miradas y su lenguaje corporal. Has una lista mental de sus palabras y sus actos, ¿concuerdan? ¿Es coherente? Pero no te vayas al extremo tampoco, si llegas a pensar demasiado las cosas puede que saques conclusiones falsas y pases innecesarios malos ratos.

Por otro lado, tus amigos siempre han estado ahí. Aunque los dejaste de lado mucho tiempo, nunca se fueron; cuando estuviste mal ahí estuvieron para apoyarte y animarte. Tienes que valorar eso, su amistad incondicional al igual que su honestidad cuando necesitabas consejos. Esos amigos, que con el tiempo se transforman en familia, son los que duran para toda la vida: no los olvides, no los des por sentado, no los desprecies. Tienes que estar ahí como ellos han estado para ti, es lo mínimo. Ríe, llora y enójate con ellos, pero seles fiel, lo agradecerán también.

Bueno pequeña, estas son algunas palabras, algunos consejos para que no los olvides. Recuerda lo que eres, lo que crees y lo que vales. No dejes que te manipulen como lo han hecho anteriormente. Quiérete y quiere a los que te quieren. 

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