Sabor a alcohol

 Llevo mucho tiempo sobria, tanto, que me he vuelto más económica que nunca. Escribo estas palabras con sabor a alcohol en la boca, el sabor a ron endulza un poco esta noche tan amarga, tan solitaria. 

Son muchos los demonios que tengo en mi, pese a que podía controlarlos... pero la verdad, es que para que hacerlo si son lo único que me recuerda que alguna vez estuve viva. Que alguna vez pude sentir. 

Sonrisas falsas, risas vacías y un corazón que ha dejado de latir. Una vida desganada, ilusiones rotas y sueños que nunca podrán vivir. 

Pesadillas a diario, insomnio seguro y gritos internos que en lágrimas se transforman sin poder salir.

Unos ojos penetran mi mente, un olor familiar llega de repente y las ganas de sentir ese abrazo no se me escapa más.

Llevo meses sin sentirme de alguien, meses sin probar esa boca de vuelta con sabor a alcohol que me volvía loca. Meses sin siquiera sentir unas manos calurosas por mi cuerpo. 

Imaginarlas no me bastan, pero cuando se acercaron por última vez, estaban frías, ya eran de otra. Cuando esos labios me besaron por última vez, ya no se sentían míos tampoco. Lo fueron y realmente fui feliz teniéndolos. 

Hoy terminé de leer nuestros libros... nuestra historia. Terminé de ver nuestras películas también. 

After y toda su saga es casi exactamente nuestras dos personalidades juntas, nuestros personajes ficticios plasmados en libros y en 4 películas. Y me hace pensar que aún hay espacio para que mejoremos, para que luchemos por lo que queremos y podamos controlar esos demonios que van dentro de nosotros. 

Sigo pensando que el daño causado no fue a propósito ni en vano. Sigo creyendo que nuestras acciones no fueron más que una seguidilla de eventos desafortunados y malos entendidos por falta de comunicación. 

Pero ese dolor que nos causamos solo se traduce en el amargo sabor a alcohol.

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