A la falta de un respiro.
Son momentos como estos que me encierro en mí misma y no demuestro el estar mal.
Son momentos como estos en los que cierro los ojos y recuerdo como veía en esos minutos de angustia correr la sangre por mi antebrazo y el filo del cuchillo. Esa sangre rojiza que brillaba a la exposición de la luz artificial que desprendía de una pequeña lamparita sobre mi velador.
Son momentos como estos en los que sola me gustaría estar, desgastando mi voz gritando todo a pulmón para poder sacar de una vez por todas todo lo que me pasa aquí dentro. Es horrible, pareciera ser una guerra entre el odio y el amor, entre la paz y la venganza, entre lo que quiero y no.
Escribo estas lineas mientras pienso en donde habré escondido ese cuchillo... ese bendito y maldito cuchillo que una vez casi me quita la vida. Tengo ganas de verme reflejada en su mortal filo, tengo ganas de sentirlo otra vez tocar mi piel.
Pareciese una droga enredándome cada día mas en su trampa. No doy más. Quiero sentirme libre, libre de hacer lo que quiera sin miedos ni arrepentimientos. Quiero sentirme segura, quiero que por lo menos una vez se fijen en mi y piensen en mi. Quisiera que se dieran cuenta el dolor que hay en mí cuando prometen y no cumplen. Cuando mienten y desmienten. Cuando me abrazan sin sentirlo, cuando me hablan sin quererlo.
En estos momentos.. es cuando quisiera echar todo por la borda y quedarme sola en un anden de trenes. Sentarme en las vías del mismo y notar como no pasa nada más que el viento soplando mientras roza mi cuerpo y alborota mi cabello.
No logro ser una persona arraigada, pero tampoco una persona que no quiere a nadie. No logro comprenderme, ni comprender a nadie. No logro ser yo misma, me siento atada, me siento aprisionada en esta situación que me agobia cada día mas, que no me deja expresarme ni ser quien soy. Es el miedo a perder situaciones y sensaciones, es el miedo a morir estando ya muerta. Son gritos y alborotos dentro de mí, son escasos los momentos de paz, son .. simplemente.. mi realidad.